En mis noches de delirio
Tus ojos me ponía a comparar
Con el brillo del rocío
Que inunda de diamantes el rosal.
Linda... Linda...
Qué playa del olvido te arrojó
De la fiebre de mis ojos al dolor;
Del cariño que en tus manos puse yo...
Amor de nuestro amor que fue el adiós
Del pañuelo que en el aire se agitó.
¡Ay linda... Linda;
La nieve de tus dientes al reír
En el frío de mis horas era el sol
Y el milagro de tus ojos que adoré;
Razón y religión de mi existir,
Martirio de perderte y no morir.
¡Ay linda... Linda;
Puñado de rubíes que perdí,
Cuando quieras volver de nuevo a mí...
Ven, amor, que esperaré...
En qué puerto del destino
La pena de mi pena morirá,
Y en qué labios se deshace
La rosa del amor que me hizo mal.