Se me antoja impregnarme de tu vida,
que me llenes cada poro de mi piel,
que mi cuerpo sea el refugio
de tu ser atormentado,
que te encuentres en mi ser
la sincera desnudes.
Se me antoja ir de brazos como niños
y sentir que vamos ebrios de soñar,
que tus manos sean el puerto,
donde anclarte mi cariño
y mi boca sea ese mar
que tú puedes navegar.
Se me antoja desnudarnos la verdad,
embriagarnos con dos copas de coñac.
Se me antoja poseerte,
en mi sexo retenerte;
ser entero de mí,
que te pueda sentir.
Se me antoja tu caricia retener,
que me vistas de tu ser
todo mi ser,
que tus ojos sean el faro
que me ayude a navegar
lo que valen los deseos del placer.
Se me antoja una locura,
darle adiós a la cordura,
se me antoja humedecerme por tu piel.