La despertará el viento de un golpe en los postigos.
Su cama es tan larga y tan ancha.Y las sábanas están frÃas
Con los ojos medio cerrados buscará otra mano,
Sin encontrar ninguna, como ayer, como mañana.
Su soledad es el amante fiel,
Que conoce su cuerpo pliegue a pliegue, palmo a palmo
Escuchará el maullido de un gato viejo y castrado,
Que en sus rodillas duerme las largas noches de invierno.
Hay un misal dormido encima de la mesilla de noche,
Y un vaso de agua medio vacÃo cuando se levanta (la tieta)
Un espejo resquebrajado le dirá
Te haces mayor.
Cómo ha pasado el tiempo! Cómo han volado los años!
Cómo se han perdido por las calles los sueños de juventud!
Cómo se arruga la piel, cómo se hunden los ojos!
La portera, a su paso, dibujará una sonrisa:
Es el orgullo de quien tiene alguien que le caliente la cama.
Cada dÃa lo mismo: coger el autobús,
Para trabajar en el despacho de un abogado gandul.
Con quien en otro tiempo ella se hacÃa la estrecha.
De eso hace tanto tiempo Ni lo recuerda «la tieta» (la tÃa soltera).
Con quien en otro tiempo ella se hacÃa la estrecha.
De eso hace tanto tiempo Ni lo recuerda «la tieta»
Le dará veinte duritos para abrir una libreta:
Hay que ahorrar el dinero, como siempre hizo «la tieta». (la tÃa soltera)
Le dará veinte duritos para abrir una libreta:
Hay que ahorrar el dinero, como siempre hizo «la tieta».
Y un dÃa se ha de morir, más o menos como todos.
Se la llevará una gripe al agujero profundo.
Entonces ya habrá pagado el nicho y el ataúd,
Los salmos de los sacerdotes, las misas de difuntos
Y las flores que acompañarán su entierro;
Son cosas que a menudo las olvida la gente.
Y son tan bonitas las flores con crespones negros colgando,
Y detrás unos amigos, descubiertos hace un instante;
Y una esquela que dice, Ha muerto la señorita
Descanse en paz. AMÃN» Y olvidaremos a «la tieta» (la tÃa soltera).