Hay una duna a la sombra
de una luna generosa,
luna llena de promesas.
Espejo de las sorpresas,
de este lado están mis ojos
y del otro tu belleza,
y del otro… tú.
Hay un delirio sin freno
y un corazón indomable:
anda el deseo con prisa.
Que me traiga su veneno
y una locura incurable,
y esa flecha que no avisa,
y esa flecha que no avisará.
Si no te robo el carmín
porque tu boca por fin
de mi boca sale ilesa,
si no me vas a elegir,
voy a dejarme morir
¡Ay de mí si no me besas!
¡Ay de mí si no...!
Hay un delirio sin nombre
y una verdad sin palabras:
el misterio se respira.
Y que la noche se asombre
cuando sus puertas me abra
tu pecho que no es mentira,
tu pecho que no me mentirá.
Si por azar o por miedo
yo sin tu boca me quedo,
sálvame de la tristeza.
Si no me vas a elegir,
voy a dejarme morir
¡Ay de mí si no me besas!
¡Ay de mí si no...!