A las siete noches
ya no se oyó cantar,
sólo un rumor de vasos
y borrachos.
Sellaron la boda
con una albórea
y quedaron casados
los gitanos.
Flores y romero,
aroma de jazmín
para adornar la gracia
de sus cuerpos.
Cúbreme de besos
y lléname de ti
como si el mar inundara
el desierto.
No digas nada:
no hay promesas
ni futuro.
¡Ay! Mañana ya no es hoy.
No digas nada:
tú y yo solos
en un nudo.
¡Ay!, que me muera de amor
Brillo de caoba,
regalo de la luz,
se peina muy despacio
la gitana.
Hay un rompeolas
en su vientre feliz.
Reposa su cabeza
en la ventana.
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