La locura
nunca tuvo maestro
para los que vamos a bogar
sin rumbo perpetuo.
En cualquier otra dirección
con tal de no domar
los caballos de la exaltación.
La rutina hace sombra a las pupilas,
que se cierran a los disfrutes que nos quedan.
Avalancha...
Avalancha...
Avalancha...
Avalancha...
Necesitimos
el valioso tiempo
que abandonas sin saber
que cojones hacer con él.
Nosotros somos la comida
y alguien está efectivamente hambriento
no hay retorno a la conciencia
tras el desvario del amor tempestuoso.
Avalancha...
Avalancha...
Avalancha...
Avalancha...
Aún nos quedan cosas por hacer,
si no das un paso
te estancas.
Aún nos quedan cosas por decir
y no hablas.
La locura
nunca tuvo maestro
para los que vamos a bogar
sin rumbo perpetuo.
La muerte será un adorno
que pondré al regalo de mi vida.
La luna ejerce extraños influjos
que se contradicen y no hay quien descifre.
Avalancha...
Avalancha...
Avalancha...
Avalancha...
Avalancha...
Avalancha...
Avalancha...
Avalancha...
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