Tenemos una familia muy pequeña y singular,
mi papá tiene una tipa muy difícil de lidiar.
Y toda vez que sorprende a su mujer con un bacán
en vez de botarla a ella siempre nos bota el sofá
y nosotros nos sentamos en el suelo por variar.
Pero no me mande al convento,
no quiero que me mande al convento.
Tenemos un changarrito que no te inspira confianza
y yo sé de buena tinta que lo tuyo no es la danza.
Y cada vez que un niñato arma lío en el lugar
en vez de echarle los perros siempre cierras el local
y nosotros nos quedamos en la calle sin bailar.
Dice el brujo de la tribu
que las monjas del convento
son monjas rebeldes,
son monjas muy locas.
Tenemos una bebida muy sabrosa cantidad,
juguito de los trapiches, patrimonio nacional.
Y toda vez que algún tipo se emborracha en la ciudad
cierran la vinatería y tenemos que pagar
los justos por pecadores en el mercado informal.
Tenemos tecnología más o menos regular
en las comunicaciones en la guerra o en la paz.
Y toda vez que un libelo aparece en plan virtual
armas el cortocircuito y tenemos que quedar
con las señales de humo y el sonido del tam-tam.