Debo ser feliz porque, aun sin oro,
hace tiempo que no lloro
y me levanto entre viril y enhiesto.
Debo ser feliz porque, aunque vi jugar a Capiró,
si hay un dueño de ese mes de abril,
ese soy yo, que sueño.
Colecciono sus consignas
cual si jubileos,
y hasta a veces creo que me las creo.
Debo ser feliz pues, con mi facha,
me amanece una muchacha
que en las noches se me viste de ciclón.
Debo ser feliz porque en la ducha
todo cuanto es "coger lucha"
lo condeno a ser espuma de jabón.
Y hasta me siento gigante
entregando el cuerpo a combustión.
Sé que, cuando acabe el almanaque,
aún seré un gran soñador, soñador.
Debo se feliz porque me engancha
que a la gente que se marcha
de nostalgia se le encharca el corazón.
Debo ser feliz porque, de inventos
que me ingenio, me sustento,
fácilmente, sin sentirme tan
terriblemente ladrón,
Y en la lógica de los cien años de perdón,
tengo síntomas del hombre nuevo.
Debo ser feliz porque, aun sin oro,
hace tiempo que no lloro
y me levanto entre viril y enhiesto.
Debo ser feliz.
Debo ser feliz
porque el olor a café me calienta la sangre.
Debo ser feliz
porque jugar cuatro esquinas me sabe a domingo.
Debo ser feliz
porque me encanta enamorar y apretar en un parque.
Debo ser feliz
si el culebrón noticiero no logra amargarme.
Debo ser feliz
porque la moda me importa un papel sanitario.
Debo ser feliz
porque en mis libros me voy, sin sacar pasaporte.
Debo ser feliz
si enemigos y amigos están de soporte.