Cada vez más rendidos, cada vez más arrodillaos
sentimos que la rueda machaca y vuelve a machacar.
La rueda de la selva más salvaje
devoradora de todo lo rentable.
No queda persona, un solo lugar
que no sufra sus consecuencias.
Desde Japón, Korea o Indonesia,
desde Sudán, Marruecos o Etiopía,
desde El Salvador, Brasil, Méjico
hasta los Estados Unidos.
La rueda que no para de girar,
solo producir
miseria frente a miseria.
Entre las huellas de la realidad
vive la razón.
Miseria frente a miseria.
Poder al poderoso, más libertad para explotar.
Al pobre más pobreza, bendita Globalización.
Y seguirán frotándose las manos,
mientras la rueda continúe rodando.
En algún momento reventará,
será más tarde o más temprano.
Para escapar de un mundo agonizando
con el futuro en manos de unos cuantos,
para no ver niños como Ammuar
y solo importe el ser humano.
Mañana al fin dejará de girar,
todos a la vez
conseguirán detenerla.
Para decirle al especulador,
al Banco Mundial
que se ha acabado su tiempo