Verde país milenario
catedral sin dios ni santos
donde el órgano del viento
suena en las misas del diablo
allá sus copas elevan
a los cielos los quebrachos
y se visten los chañares
y los huiñaj de topacio
extrañas supersticiones
estremecen sus arcanos
cuando vuelan las leyendas
por las ramas del espanto
Vegetal carne que grita
la voz musical del arbol
lenguaje creciendo bombos
para nombrar a Santiago
Y cuando hachero de sueños
se duerme vencido el astro
la tarde huye en un silbo
de perdiz hacia el ocaso
Encienden los tucu tucus
en las penumbras sus faros
y bailan su pala pala
los mitos quichuas de barro
Abajo la espina el ucle
la tierra color tabaco
arriba los tiernos nidos
balanceándose en los gajos
Y un vuelo de cardenales
los árboles incendiando
así es la agreste poesía
del monte de mi Santiago
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