Silba el viento dentro de mí.
Estoy desnudo.
Dueño de nada, dueño de nadie,
ni siquiera dueño de mis certezas,
soy mi cara en el viento, y a contraviento,
y soy el viento que me golpea la cara.
El pulpo tiene los ojos
del pescador que amenaza.
No hay esperado que no sea esperador,
ni amante que no sea boca y bocado,
devorador devorado.
Es de tierra el hombre
que será comido por la tierra.
El miedo seca la boca,
moja las manos y mutila.
El miedo de no saber
nos condena a la impotencia.
Hay un único lugar
donde ayer y hoy se encuentran,
se reconocen y se abrazan.
Ese lugar es mañana.